¿La Banda-C de Estados Unidos es diferente?

¿La Banda-C de Estados Unidos es diferente?

Una desconcertante debacle en el ámbito de las telecomunicaciones, que ha retrasado los lanzamientos estadounidenses de servicios 5G sobre espectro de la Banda C, ha suscitado múltiples preguntas. Una de las más importantes es la que se plantea el motivo por el que los organismos reguladores de la aviación de Estados Unidos parecen preocuparse, en mayor medida que sus homólogos de otros países, por las interferencias que puede causar dicha tecnología.

La FAA (siglas inglesas de Administración Federal de Aviación, el organismo regulador estadounidense) está realizando pruebas exhaustivas en colaboración con operadoras de telefonía móvil para saber si la 5G sobre la Banda C puede interferir con los radioaltímetros que miden la distancia respecto al suelo en algunos aterrizajes.

Según la propia FAA, la industria de tecnología móvil le ha proporcionado por fin los datos que necesita para efectuar sus pruebas. Entretanto, las operadoras han expresado su descontento por la falta de comunicación que han apreciado hasta ahora en dicho organismo.

La asociación CTIA de la industria de tecnologías móviles asegura que 40 países ya se han adelantado a los Estados Unidos al autorizar, sin contemplar riesgos, las transmisiones 5G en la Banda C. Entre ellos figuran el Reino Unido, Francia, Alemania, Japón y China.

Sin lugar a dudas, Estados Unidos ha gestionado el lanzamiento de la Banda C de manera diferente a otros países. Se han producido enfrentamientos entre instituciones de alto nivel y consultas públicas. Pero Estados Unidos también se diferencia del resto de países en su regulación de los equipos de radio y dicha circunstancia contribuye a explicar la situación.

A diferencia de otros países, Estados Unidos no impone estándares a los receptores de radio. En muchos casos, los fabricantes no están obligados a instalar filtros, lo que significa que los receptores pueden captar frecuencias que no se hallan en sus bandas asignadas.

Al diseñar los equipos, los ingenieros incorporarán filtros si se esperan interferencias. Su elección viene dictada por la física y la economía, no por la normativa.

Algunos radioaltímetros antiguos de Estados Unidos se diseñaron sin filtros, en una época en que la Banda C solo la utilizaban los satélites.

Los altímetros están concebidos para medir señales reflejadas desde el suelo y no detectan las transmisiones provenientes de satélites. Por ello, se entendía que no era necesario invertir en filtros.

A principios de febrero, Dennis Roberson, presidente y consejero delegado de la consultora Roberson and Associates, afirmó en declaraciones dirigidas a las autoridades políticas que la mayoría de los altímetros actuales “disponen de filtros y no experimentarán ningún problema por las interferencias de la 5G”.

Se consultó a Roberson como experto técnico imparcial, porque su firma asesora a clientes gubernamentales y comerciales en cuestiones de espectro.

La mayoría de los grandes aviones comerciales –por ejemplo, los que realizan vuelos internacionales– disponen de altímetros modernos, y sus pilotos no han informado de interferencias con las radios 5G de Banda C.

Los aviones regionales y helicópteros estadounidenses son las aeronaves más afectadas por las restricciones de vuelo de la FAA debidas a la 5G, porque algunas de ellas sí usan altímetros más antiguos.

Roberson ha explicado que las antenas de dichos dispositivos antiguos pueden llevar filtros de cerámica, que impiden que el altímetro reciba señales que no pertenecen a sus bandas asignadas. Ha caracterizado dichos filtros como un “componente de muy bajo coste”, pero ha añadido que “adaptar y certificar un nuevo altímetro de radar en una aeronave es un gasto no trivial, tanto en tiempo como en dólares”.

Los filtros pueden ser baratos, pero forman parte de sistemas más amplios. Earl Lum, presidente del gabinete de investigación EJL Wireless Research, ha explicado que no basta con instalar el filtro de cerámica, sino que hay que sustituir todo el equipo.

Durante una sesión informativa para responsables políticos, ha surgido en varias ocasiones la cuestión de quién podría costear los gastos, pero nadie se ha ofrecido a hacerse cargo de ellos.

Meredith Attwell Baker, presidenta y consejera delegada de la CTIA, ha señalado que el gobierno estadounidense recaudó miles de millones de dólares al subastar el espectro de la Banda C.

Argumentos de peso
La asociación industrial sostiene que no es probable que las interferencias planteen problemas y señala que las operadoras de telefonía móvil de Francia, España, Dinamarca, Rumanía, República de Irlanda y Finlandia están autorizadas a transmitir 5G en la Banda C a niveles de potencia superiores a los permitidos en Estados Unidos y no se ha informado que interfieran con los vuelos.

Las operadoras de dichos países no siempre retransmiten a los niveles de potencia más altos permitidos. Según Lum, “Estados Unidos dispone de la mayor potencia de operación después de China. Europa suele quedarse en un nivel más moderado.”

Lum añade que las operadoras de muchos otros países también se sirven de una franja de la Banda C más baja que la que planean utilizar Verizon y AT&T, lo que hace más probable que se produzcan interferencias con los radioaltímetros más antiguos de Estados Unidos.

Así, por ejemplo, Francia ha otorgado a la 5G la banda de 3,4-3,8 GHz, pero las operadoras estadounidenses podrán utilizar, finalmente, la de 3,7-3,98 GHz, una vez que todos los satélites tradicionales hayan abandonado dicho espectro.

Los radioaltímetros trabajan en la banda de 4,2-4,4 GHz.

Sin duda, los fabricantes habrán preparado soluciones para los aviones regionales en el caso de que la FAA descubra alguna interferencia en el curso de sus pruebas. FreeFlight Systems, fabricante de altímetros, ha empezado a promocionar un nuevo dispositivo en su página web y afirma que está “diseñado a partir de cero para mitigar las interferencias indebidas de la 5G”.

Pero, por ahora, algunos propietarios de aviones se resisten a la idea de actualizar sus equipos.

Faye Malarkey Black, presidenta y consejera delegada de la Asociación de Aerolíneas Regionales, ha afirmado ante los políticos que “la causa de las posibles interrupciones y retrasos es el despliegue de la 5G alrededor de los aeropuertos, y no unos radioaltímetros defectuosos”.

“Los radioaltímetros cumplen con los actuales estándares de regulación y certificación establecidos por la FAA.”

Sin duda, Estados Unidos se encuentra en una posición singular en lo que respecta a la 5G y la aviación, y la situación actual de punto muerto podría continuar si las pruebas de la FAA detectan interferencias relevantes entre la 5G de Banda C y los radioaltímetros.

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